La aljama de Villadiego.
Ya los romanos se percataron de que nuestra comarca estaba situada en una posición geográfica privilegiada y la llamaron Trifinium ( Treviño ) por ser el limite o lugar en el que confluían tres pueblos anteriores a su conquista : cántabros, vacceos y turmódigos. Los repobladores medievales igualmente fueron conscientes de que la zona era estratégicamente importante por encontrarse en la confluencia de los páramos al este, las loras al norte y al oeste la Tierra de Campos, tres zonas con cierta variedad de climas y por lo tanto de producciones agrícolas y ganaderas distintas y complementarias. En esta localización se funda Villadiego y es por ello que desde un principio será una plaza de mucho comercio y muy apetecible para el asentamiento de mercaderes y artesanos. Añadamos a esto que el primitivo Camino de Santiago hasta que fue desviado, en tiempos de Alfonso VI, mas hacía el Sur, por Burgos y Castrojeriz, pasaba por la villa como lo hacía también la ruta de la sal, producto que desde Poza atravesando el páramo de Masa se comercializaba por Villadiego al resto del reino de Castilla.
No parece sin embargo que el asentamiento de judíos se produjese desde el momento de la fundación de la villa ya que en el fuero dado a esta por Alfonso VII en 1134, confirmando los privilegios que le concediera su abuelo Alfonso VI y añadiendo otros nuevos no se menciona nada de ello y de haber existido aljama en Villadiego algo se diría en dicho documento como así ocurrió en otras cartas de fundación como es el caso de la villa de Belorado.
No se tiene conocimiento escrito de la existencia de judíos en esta localidad hasta principios del siglo XIII, época en la que estaban ya perfectamente instalados. Aquí vivieron desde entonces y durante muchos años protegidos por el favor real como así lo atestigua la carta - encomienda que fue otorgada por Fernando III el Santo, rey de Castilla ( 1217 – 1252 ) y de León ( 1230 – 1252 ) en febrero de 1223, y confirmada por su hijo Alfonso X el Sabio, rey de Castilla y de León ( 1252 – 1284 ).
Esta carta de confirmación dice literalmente así : «Conoscida cosa sea a todos los omes que esta carta vieren como yo Don Alfonso por la gracia de Dios rey de Castilla........ vi una carta plomada del rey Don Fernando mio padre fechada en esta guisa: Fernandus Dei gratia rex....... Sepades que yo recibo en mi encomienda et en mio defendimiento los judíos de Villadiego, que son poblados en el solar del hospital de Burgos et todo cuanto han. Mando que pueblen fasta veinte casados entre los poblados et por poblar, et que hayan el fuero que han los otros judios de mi regno. Et que no fagan fuero ninguno sino al hospital de Burgos. Et mando demas que ninguno non los peindre, si non por son propio debdo que (levan o por paura que hayan fecho, et ninguno que mal les feciere a ellos nin en lo so, nin los peindrase, cient morabetinos me pechara en coto et a ellos todo el daño dargelo y e doblado. Et mando a todos los mios merinos que aquel que mal les ficiere que peindren por el coto et por el duplo del daño que les ficiesen. Facta carta apud Vallesoleti XXV die februari Era M.CCLXI.» «Et yo sobredicho rey Don Alfonso otorgo esta carta e mando que vala. Fecha la carta en Burgos por mandado del arcediano Maestre Ferrando, notario del Rey, el anno tercero que el Rey Don Alfonso regno» (o sea el año 1254). Servía esta encomienda de salvo - conducto previniendo las persecuciones de que eran objeto y avisando se castigaría por el doble del daño que se les hiciese. Informa también de la ubicación de la aljama "solar del hospital de Burgos" y de la población "fasta veinte casados ".
De esta protección real a los hebreos de la villa en la Edad Media parece venir la explicación mas plausible al origen de la frase "Tomar las de Villadiego" tan usada antaño en la literatura, actualmente en el periodismo y en todo tiempo en el lenguaje popular. Las dos ocupaciones mas comunes entre ellos aparte de la artesanía, el cobro de impuestos y el préstamo de dinero, en ocasiones de forma usurera, no generaban precisamente las simpatías del resto de la población si no mas bien la hostilidad y el odio, pero en cambio eran muy útiles para el poder real ya que eran los financieros de su Hacienda, de ahí su necesidad de protegerles de las iras populares. Por eso los judíos cuando se sentían perseguidos se encaminaban al lugar que consideraban como su ciudad refugio es decir a Villadiego. Pero ello llevaba una obligación que era la de llevar un distintivo para que se les pudiera reconocer que estaban bajo la protección del rey y que nadie los pudiera prender y este distintivo eran las calzas amarillas que debían usar para demostrar que eran vasallos suyos. A Villadiego se le ha considerado desde la antigüedad ciudad refugio para los judíos, hecho que se confirma con la inscripción que no hace poco perduraba en una puerta no principal de la Parroquia de San Lorenzo y que decía "Iglesia de Asilo", puerta que permanecía siempre abierta.
El actual convento de monjas agustinas canonesas de San Miguel, con su iglesia y su huerta, se levanta sobre los terrenos que ocupara anteriormente el barrio hebreo es decir al nordeste de la villa y la sinagoga tenía el mismo emplazamientos que ahora tiene la iglesia conventual. Algunos dicen que a eso se debe que sobre la puerta del templo se encuentre una escultura de San Miguel pisoteando a un judío. Siempre se ha supuesto que cuando desaparecieron los judíos de la localidad, bien por su conversión o por tener que irse obligados, el barrio hebreo entero fue comprado por Don Alonso Rodriguez de San Cruz, quien lo donó a las monjas para que edificaran su convento dentro de ese recinto. Posteriormente su hijo D. Alvaro sacó licencia del obispo de Burgos, don Luis de Acuña, para continuar la fabrica de iglesia y convento en fecha de 4 de Agosto de 1468 empezando a partir de entonces la vinculación de esta familia Santa Cruz al convento en el que ingresaron como religiosas muchas de sus miembros llegando alguna de ellas incluso a ser abadesa. Parece existir una contradicción en el hecho de que comiencen las obras del convento a mediados del siglo XV y que en fechas posteriores, año 1488, es decir cuatro años antes de su expulsión, sean 20 los judíos que aparezcan como contribuyentes en la relación de la Martiniega de ese año, lo que indicaría una población entre 90 y 100 personas, cifra elevada o cuanto menos importante para nuestra villa. Don Heliodoro Pablo Salazar Celis en su libro sobre Villadiego de recomendada lectura nos da la solución : El primitivo convento sería de dimensiones muy reducidas y estaría localizado en la zona este del recinto es decir hacia la puerta de las Monjas, de camino al barrio extramuros de Santa María, mientras que los judíos residirían en la zona mas cercana al arco de la Cárcel y posteriormente tras la expulsión se agrandaría el convento y esta zona mas hacia el norte pasaría a ser el patio conventual. La anterior muralla que rodearía toda la zona pasaría a ser la actual tapia del monasterio y pudiera ser que el llamado "Prado de las Monjas" no muy distante de dicho convento, donde hoy en día está el campo de fútbol, fuera el antiguo cementerio hebreo.
Como anteriormente ya hemos dicho la aljama de Villadiego debía que ser muy importante si nos atenemos a lo que tributaba - el año 1292 un total de 17.307 maravedíes : 3.537 maravedis de servicio y 13.770 maravedís de encabezamiento - . Mas que en su población, que variando en las distintas épocas con ciertos altibajos no sería nunca inferior a las veinte familias, la importancia estaría en la riqueza de sus miembros. Se sabe que algunos judíos eran muy ricos, pues había entre ellos arrendadores de los tributos del Rey e importantes prestamistas de los que se tiene conocimiento por aparecer en varios documentos de pleitos y de reconocimientos de deuda. Para ellos se hicieron en la desaparecida iglesia de San Juan de Mediavilla de Villadiego en 9 de octubre de 1415 las famosas Ordenanzas de los Hebreos de Villadiego. Aunque el Padre Florez mandó a su secretario Médez sacar una copia del original que entonces se conservaba en el Ayuntamiento de la Villa la cual conservó mucho tiempo en su celda del Convento de San Felipe el Real de Madrid, a consecuencia la Guerra de la Independencia desapareció igualmente.
Bien por la perseverancia de don Gonzalo de Villadiego quien dicen insistió mucho en su evangelización o bien empujados por la necesidad o el oportunismo para preservar su patrimonio y posición social muchos judíos de la villa se convirtieron al cristianismo como igualmente ocurrió con otros en otros muchos lugares. Una prueba de ello son las tablillas con gruesos caracteres que estuvieron colgadas hasta entrado el siglo XIX en un muro junto a la imagen del Santísimo Cristo de la iglesia de San Lorenzo y donde se consignaban los nombres de esos conversos.