Monasterio de Santa Cruz de Valcárcel.
A mediados del siglo XII se levantaba en el estrecho valle de Valcárcel, al norte de Villadiego, un barrio en derredor de la iglesia de Santa Cruz : eran propiedad, uno y otra, del magnate D. Pedro Fernández, personaje de noble familia y alta posición en tierras de Aguilar y Villadiego y de su hermana Urraca Fernández, ambos hijos de Fernán García y Dª Estefanía de Armengol. El primero estaba casado con Dª María Pérez; la segunda lo había sido con el conde Pedro Martínez, y de su carta de arras deducimos que pertenecía a la familia del conde Pedro Ansúrez, fundador de Valladolid.
El proyecto de fundación de una casa religiosa en Santa Cruz de Valcárcel data de 1165. En este año y con fecha de cuatro de Agosto D. Pedro Fernández, su mujer María Pérez y hermana Urraca Fernández, entregaron al abad premonstratense de Sta. María de Aguilar de Campóo, la iglesia de Santa Cruz con sus pertenencias y posesiones: debía establecerse en ella una comunidad de monjas bajo la regla de San Agustín, y caso de no ser posible monjas que vinieran religiosos de la misma orden, con la obligación de recibir en su seno al miembro de la familia de los fundadores que quisiera abrazar la vida religiosa, pero llevando al monasterio su hacienda si la tuviese. No efectuándose el establecimiento de comunidad, dicha iglesia, con sus posesiones volvería a la familia. El acto de donación se efectuó en presencia del arzobispo de Toledo; obispos de Burgos, Palencia, Segovia y Osma; nobles conde Nuño Pérez, Alvar Pérez su hermano, Gómez González, Gutiérrez Fernández, ayo de Alfonso VIII, y Fernando Ruiz y Pedro Ruiz, su hermano. Estos dos últimos eran herederos en Santa Cruz de Valcárcel, y por ende debían pertenecer a la misma familia que los donantes.
No conocemos otros detalles acerca de la fundación del monasterio, una comunidad de benedictinas bajo la obediencia de Dª Elo, quien fue la fundadora y primera abadesa de Valcárcel y que casi con seguridad era hija de Dº Pedro, pero en 1186 aparece ya erigido bajo su gobierno, lo cual indica que estos canónigos de Aguilar o no efectuaron la fundación del convento o la abandonaron pronto, por motivos que se desconocen, volviendo por ende, Santa Cruz a la propiedad de D. Pedro Fernández. Dedicóse la superiora a ampliar la hacienda de su monasterio adquiriendo en 1186 de D. Fernando Ruiz, antes mencionado, y su mujer Inés, cuanto tenían en Valcárcel , e igual cesión hicieron de su propiedad en este pueblo los nobles Gil Gómez y sus hermanos Manrique Gómez, Diego Gómez y Jimena Gómez, exceptuando únicamente la propiedad hereditaria que llevaba el carácter de mayorazgo. Esta cesión se efectuó a presencia del obispo de Burgos, del conde Fernando Núñez, alférez de Alfonso VIII, de Rodrigo Gutiérrez, mayordomo del rey, de Gutierre Díaz de Sandoval y otros dos nobles.
La carta oficial de constitución y dote del monasterio lleva la fecha de 1192, en el mes de Noviembre. La otorga D. ª Elo, al parecer ya monja en dicho monasterio, si tal significa la calificación de “famula Lei” que se da así propia, e intervienen con su autorización la madre de la misma, D. ª María Pérez, viuda ya hacia dos o tres años, y sus hermanos D. Fernando, D. Gómez, D. ª María y D. ª Milia, que debían de llevar el apellido Pérez. La comunidad observara la Regla de San Benito; ella y sus bienes quedan exentos desde esta fecha del patronato de la familia y de cualquier otra persona civil, y son puestos bajo la tutela de la Corona, a la cual corresponderá la protección del monasterio y defensa de su justicia. Cede D. ª Elo toda su propiedad patrimonial y comprada en Valcárcel, vasallos, tierras y derechos; cuanto le pertenece en Pradanos del Tozo y Barrio Panizares: la iglesia exenta de San Vicente de Fuente Urbel con sus dependencias; la propiedad de San Adrian junto a Fresno, la de Montorio, Serruela, hoy despoblado, Ubierna, Rebolleda, Tajadura, Isar; Coculina, Fuencívil, Melgosa, Villalibado, Boada, Villahernando, Olmos de Pisuerga y Villaherreros.
En 1239 consta que la abadesa era Dª Sancha Gutiérrez de quien se tienen escritos donde solicitaba acrecentar la hacienda del Monasterio.
Se sabe que la prosperidad del Monasterio no duro mucho puesto que al consistir la mayoría de las rentas en productos agrícolas de sus posesiones, estos escasearon a finales del siglo XIII y principios del XIV, llevando al Monasterio a una pobreza extrema a lo que había que añadir los trastornos políticos de la época.
En 1315 el rey Alfonso XI socorre al Monasterio cediéndole los tributos de 10 vecinos del pueblo para gastos del culto y ornamentos sagrados.
En 1470 y como consecuencia de las menguadas rentas de su dote y dado que las monjas carecían de lo necesario para la subsistencia, el Obispo de Burgos Dº Luis de Acuña incorpora la comunidad a la benedictina de Palacios de Benaver agregando los bienes y rentas del Monasterio de Valcárcel, aprobándose el 15 de noviembre de ese mismo año la extinción del Monasterio.
En su conjunto apenas llegan a cincuenta los escritos que se conservan durante la existencia del Monasterio de Santa Cruz de Valcárcel, pero alumbran conocimiento sobre la vida de la comarca en ese antiguo periodo que de otra manera hubiese sido imposible tener.
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